jueves, 24 de febrero de 2011

Tóxic@s de todos los calibres

A veces no cejamos en cometer el mismo error tropezando con la misma piedra una y otra vez, y topándonos cara a cara con un tipo de gentuza repugnante que nos resulta atractiva porque, como decía cierta periodista a la que admiro, "hay un tipo de mierda que incomprensiblemente huele bien".

Durante años de ejercicio de un buenismo muy mal entendido me ví abriendo y cerrando constantemente ONG's vitales hasta el punto de pensar muy seriamente en trabajar para alguna de ellas, dado que mis amigos, mis amantes ó mis parejas eran muy a menudo casos perdidos, necesitados de ayuda, de empujones vitales, apoyo económico, psicológico...Para que quede claro, de rémoras, parásitos y chupópteros

Me llevó un tiempo tremendo realizar dos descubrimientos fundamentales que mis amigos, los de verdad, no dejaban de repetirme. El más importante: La caridad bien entendida comienza por una misma. Y el segundo: ser egoísta no es que sea bueno, es altamente recomendable.

Recuperada de la fase Teresa de Cálcuta me veo ahora metida hasta las cejas en otra espiral preocupante. Mi nuevo karma es la gente tóxica.

Son seres egoístas, maledicentes, jueces sin piedad de los comportamientos ajenos, incluso de gente a la que no conocen de nada; concluyo que en todos ellos se da la misma circunstancia. Su amargura les puede.

Yo ya he comenzado a alejarme de los tóxicos y tengo ya a dos en cuarentena porque sé, ahora sí, que no es que no interesen como amigos, es que lo único que han hecho desde que han llegado a mi vida es hacerme desconfiar de los que se acercaron para traer alegría, buen rollo, felicidad, risas.

A mi nuevo país que soy yo misma le he puesto una frontera blindada contra todo tipo de personalidades venenosas. No pasarán.

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