martes, 22 de febrero de 2011

Relaciones condena, relaciones prisión.

Mis amigos saben que he acuñado hace mucho tiempo el término de relación condena o relación prisión para ese tipo de uniones sentimentales que implican posesión enfermiza o dependencia extrema y generan en sus víctimas una ansiedad inédita.

Hay gente que ama sometiendo. Si el otro es una persona de natural sumiso, la relación puede ser perfecta pero, ¿qué ocurre cuando no es así? La víctima del control se convierte en un ser ansioso, en un preso en tercer grado, que podrá hacer cosas solo, pero siempre bajo un control enfermizo con hora de llegada, hora de salida, y un rendimiento de cuentas exhaustivo.

A veces son celos, otras sólo una muestra de inseguridad, y en muchas ocasiones es simplemente alguien que no sabe amar de otra forma que poseyendo al objeto de su amor.

Y hablando de amor y ansiedades inmediatamente se me viene a la cabeza el problema de un amigo emocional con sensibilidad artística, un poco neurótico, un poco difícil, pero enfermo de amor por una mujer cuadriculada con la que convive, y que le conmina no sólo a mantener el orden doméstico sino también a cambiar, a ser otro, un ser menos demostrativo, cariñoso, tierno y preocupado.

Los emocionales nos entendemos pero quizá no alcancemos a comprender como podemos generar otro tipo de ansiedad en personas como la novia de mi amigo, más racionales con los afectos, con los pies más en la tierra, no tan dispersos ni explosivos como nosotros, muchos más derechitos y bastante más fáciles de entender y tratar.

Mi amigo me cuenta sus cuitas porque yo le comprendo y le apoyo para que le haga saber a su novia que no podrá ser otro por mucho que ella se empeñe, y por más que le disguste, y que probablemente su dispersión, su gramo de locura, su emotividad lo hicieron objeto de atracción, que parte de la magia que existe entre ellos pueda deberse a su manera de ser y entender el mundo.

Me pregunta por qué no nos juntamos los emocionales. Muy sencillo, porque no nos soportaríamos. La mujer fuerte se enamora del hombre débil. Y el hombre racional de la mujer emocional. Amamos buscando compensar nuestras carencias. Por tal motivo, entiendo a mi amigo emocional y le presto oídos. Sé a lo que se enfrenta y ahora más que nunca.

Lo que no entiendo, jamás podré hacerlo, es a los que no conocen otra forma de amar que la de someter al otro. Eso no es ni puede ser amor. He visto a algunos exreclusos y exreclusas muy heridos en su autoestima después de haber sido sometidos a esta tortura diaria.

De alguna manera, y aunque apenas reciba publicidad, es una forma de maltrato como otra cualquiera. ¿Qué músico decía aquello de, “If you love somebody set them free?"

Pues éso. Huid de las relaciones prisión o condena. Si alguien te quiere, o te quiere libre o no te quiere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario