lunes, 9 de noviembre de 2015

Desconcertados.




1.-Chámame dende o pobo no que pasa o fin de semana cos seus pais. O lugar é bucólico e relaxante pero a súa estadía non tanto. Sempre pensou moito na morte. Agora máis. A súa nai desaparece diante dos seus ollos. A que ela coñecia. Aliás, renova o meu medo aos procesos dexenerativos neurolóxicos. Ocorre que un acaba por aceptar o que lle toca e trata de vivir con normalidade situacións que narradas poden resultar chocantes.

2.-Faloume un amigo porque saira nun xornal. E por qué? Pensaba eu nunha fazaña ou nun motivo de celebración. Alí estaba a súa história contada de xeito anónimo. Linna narrada con toda a súa crudeza e reparei en que nós non a vivimos así. Ollamos cara o futuro con esperanza, as veces desexando que chegue ou querendo ver a través dun burato as persoas afectadas para respirar fondo e dicer, os danos foron reparados.

3.-Aprende da súa xente a gardar e calar. Non me gusta. Sempre chega un mes do ano no que vai a miña procura para vivi-lo seu luto, e destripar e comprender o sinsentido da morte. Quedo a pensar moito nas cousas que me conta. Procuroa e observoa máis que nunca. Retorce as máns de máis, chisca moito ambólos dous ollos. Mesmo escoito reacións que non van con ela. Tento prestar atención aos sinais e agardo con esperanza que saiba aceitarse con todo o de bó que tén, e vaia descartando o que non é seu. Que se atreva a ser quén ela é e a quererse. A desterra-los medos, os prexuizos máis contaminantes; a non xulgar. Mesmo a ser xusta co seu entorno. Engánome moito falando con ela. As veces o brillo da súa intelixencia faime esquecer que é unha muller moi nova.

4.-Decidimos que non queriamos pensar máis. Nun momento chave da vida das dúas. Non acordamos o pacto. Cando nos encontramos falamos dunha decisión balsámica. Prefiro non pensar ou prefiro non saber. Viviamos momentos de cambios bruscos, non buscados.

5.- Hai amigos que queres moito mesmo cando non consigues entender as súas reacións, dende a primeira a última. Sabes que eles tamén te aprecian e tentas tender pontes, comunicar...Sempre é difícil, complicado. Como se non falaramos a mesma lingua. Frustrante para os dous. Pervive o cariño pero os malentendidos son constantes. Procuro dicionarios de emocións e de silencios para tentar achegarnos, entendernos. Pervive a admiración, a miña. Ninguén ten unha paciencia infinita.  Tento quedarme cos feitos máis que coas palabras, iso tan complicado. E agardo coa mellor disposición.

6.- Chegou o momento decisivo de decirlle certas verdades. Cada ún é responsable das súas decisións, da vida que lle toca en sorte, da que un consegue construir na edade adulta. Non importan os principios nen os finais, importa manter sempre a luta, a resistencia psicolóxica. E voltarse a erguer cando un cae. Unha e outra vez se for preciso. O máis importante pode que sexa non deixarse vencer. Percibir ese momento de debilidade e atrincherarse para fortalecerse, co que cada un precise.
El o sabe. O practicou sempre. Pero está a deixarse vencer. Fartazgo, medo, algunha nova decepción vital, das que entrañan crecer. "Caerse de tódalas polas. Faltábante algunhas. Non é certo?".
Ollos nos ollos, tírolle da man e lle pido o de sempre, tira de ti. Só podes contar contigo. Tamén comigo pero non son ti. Está a tomar baño, a peitearse e arranxarse. Unha primeira victoria. Sei que non será a última. 






jueves, 29 de octubre de 2015

MAL- ESTARES

Mantengo hace años que todos los malestares tienen causas. Que me disculpen los científicos por no dar pábulo a la predisposición genética o a los diagnósticos per se (etiquetas) que pueden ser, sin embargo, necesarios porque el malestar  genera neuroquímicas cerebrales y lo inteligente, lo sano, es corregirlas. Normalmente, las crisis personales son llamadas de atención.  Hay que atreverse a cambiar. No suele ser fácil. 


¡Que me disculpen también quienes piensan que hay un tipo de persona que nunca rompe! He visto caer torres muy altas. Las más altas son las que peor caen. Se trata de atravesar una sencilla frontera. Hay quien la atravesó hace años aunque no lo sepa. 

¡Que me disculpen los profesionales por atreverme a sentenciar sobre una materia que no es la mía! Por atreverme a sentenciar sin más.  

Juzgamos demasiado a los demás.  No nos ponemos en su piel ni de coña. No somos quienes decimos ser. Nos autoengañamos. Hablar suele ser muy fácil. Es verdad que el pensamiento construye; que de nosotros depende nuestro estado de ánimo, pero también lo es que ciertas realidades se sobreponen y son muy contundentes. Difíciles de sortear. Desde fuera todo se ve con otro color:  "En tu lugar yo haría  ésto o lo otro". Como dice R., "te reto a vivir mi vida". 

Quizá se deba asumir que la contradicción forma parte de nosotros mismos. O que presumimos de lo que carecemos. También de forma inconsciente. (¡Viva la inconsciencia!) 

No hablamos de las cosas que nos preocupan, que nos hacen sufrir. ¡Ese ejercicio tan necesario! Y se traiciona muchas veces  la confianza de la gente que nos quiere cuando no somos capaces de entender que hay cosas que se nos cuentan como desahogo. ¡Qué importante es la discreción! Abrir las orejas pero cerrar la boca. No lo veo mucho. Tiene razón F.,  Somos un país de maledicentes. 

El propio J. reconoce algo que veo por todas partes. Se refiere únicamente al destrozo sistemático de cierto tipo de gente hipercrítica (o no) con películas, libros, obras de teatro que a él le gustan.

Tengo muy presente siempre a Tabucchi, uno de mis autores favoritos, cuando respondía a una pregunta sobre los libros que no le gustaban (si la memoria no me falla) que hay que respetar a cualquiera que se atreva a escribir un libro porque al menos se tomó el trabajo de hacerlo ...Es trasladable a componer una canción y editar un disco, rodar una película; montar un espectáculo. 

El espíritu destructivo que nos aqueja llega muy a menudo a los comentarios de las noticias, a las charlas de café, donde se vomitan verdades a medias, mentiras oficiales (de las que la red divulga y se extienden como manchas de aceite); cabreos desmedidos, bilis...Malestares. 

Todos lo hemos hecho alguna vez. Yo sí, desde luego. Disparar con la munición equivocada contra quien no tiene responsabilidad alguna en nuestro malestar físico, emocional, laboral...de lo particular a lo general, confundiéndolo todo. 

Como le decía a J. en una de esas interesantes charlas de "guachap" con amigos lejanos, en España funciona muy bien agitar el árbol de la intolerancia o el maniqueísmo. Hablábamos de respeto y convivencia. De guerracivilismo también. 

Estoy cansada de las verdades absolutas que nos repetimos una y otra vez.  Es más, no dejaré de poner en tela de juicio la bondad de las dichosas recetas para vivir. Porque nada es tan simple. 

Decimos que la gente puede cambiar si quiere pero nos encantan esos moldes irrompibles sobre los amigos.  "Tú siempre serás ésto o lo otro".... 

La positividad a prueba de fuego no existe ni puede con todo (Muy americano, dice M. Muy protestante, dice Ch.) Está bien ver el vaso medio lleno pero hay momentos en los que el vaso rebosa. 

Llevo años poniendo en tela de juicio la tan traída y llevada seguridad en uno mismo. Los "seguritos" suelen ser inseguros camuflados. No lo sé aún, pero quizá una cierta inseguridad esté bien, o esa capacidad de dudar de las propias certezas. Una cierta humildad. 

 Nadie tiene una autoestima perfecta. Y menos aún las mujeres, al menos las de mi  generación. El mayor trabajo que emprendemos, desde que dejamos de ser niñas,  es su reconstrucción para reconocernos con lo que somos, nuestras capacidades, lo que queremos... Todos los tipos de maltrato, incluso el más ínfimo, tienen que ver con quererse poco, mal, nunca lo suficiente. Es fácil atacar por ahí. Lo hacemos todas en algún momento con otras mujeres. Incluso inconscientemente. (Otra vez la inconsciencia). Mujeres guapas o con éxito suelen ser dianas perfectas. 

Y el sano egoísmo es bueno y demuestra madurez pero un amigo también está para lo peor. Para recordarte incluso que no debes regodearte en lo peor. ¡Que no hay quien te aguante! ¡Eso también es un amigo!

La perfección no existe.  La vida son también altibajos. A veces uno siente que el suelo se mueve bajo sus pies, aunque sea un poco, y no pasa nada. La melancolía o la tristeza, si no se prolonga decía L., hay que saber aceptarla cuando toca porque quizá toque por algo.  L. es una mujer muy sabia. De ésto sabe mucho. 

La felicidad y su persecución ¡Vaya peligro! 

domingo, 25 de octubre de 2015

Después del verano.



Mi perro me mira fijamente porque acabo de darle una orden que acata de inmediato. A veces tengo la sensación de que no sólo la obedece, pienso que me entiende mucho mejor que cualquiera. Quizá porque el instinto animal (la intuición, en nuestro caso) acabe por ser más fiable que el torrente de palabras.

Entiendo a P. cuando me dice que le encanta el verano y no quiere que se acabe, pero también sé que se le hace interminable y le estresa siempre, aunque no lo quiera reconocer. La familia, los compromisos, la obligación de pasárselo bien...Esa peligrosa mezcla. Está más alterada que nunca pero no dice nada. Se autoinculpa, como tan a menudo hacemos las mujeres, preguntándose que le pasa y que no se entiende. Y, ya de paso, descubro que esa carga de responsabilidad no es sólo suya. Que alguien o alguienes, automáticamente, le refuerzan todos los días ese sentimiento.

No le digo nada. Me encantaría pero sé que no debo. Que va a ser contraproducente. Espero simplemente el momento ideal para decírselo. Y no es éste.

Sí se lo digo a F. que se disculpa por haberse vuelto egoísta después de una pésima experiencia personal. No tocó fondo porque es muy fuerte. Lo peor que nos pasa nos descubre a quien tenemos y quienes somos. La apoyo en su decisión. Pienso en la necesidad de ese cursillo de "ser bueno pero no tonto".

¡Es que no paras de pensar! Me dicen. Con cariño, lo sé; pero en algunos casos muy concretos me apetece responder. "Quizá tú no pienses nada. No dudes de nada. Y a lo mejor deberías". Pensar o escucharte, sin más ruido que el de tu propia reflexión llamando a tu puerta.


Hablando con M., que es analítica y reflexiva como yo, y duda y me reconforta, porque todo lo que le cuento le parece tan lógico...Y no juzga...También sale la emotividad. No hay cortapisas para ser quien uno es o como uno esté.

Hablamos de temas recurrentes. Porque lejos de corregirse se agravan, o así nos lo parece. De lo mal que crecemos repitiendo esquemas que siempre habíamos criticado.

Que si crecer es esto, reafirmarse en la falta de respeto generalizada; en las conclusiones precipitadas; en la ley del que habla más alto o es mas cruel, y nadie se atreve a contradecir...Nos damos de baja de inmediato.

Yo me río mucho cuando le digo que ahora todo el mundo dice que es empático y para nada. O muy sensible. ¡Máldita sensibilidad! ¡Esa antena parabólica que va de serie y que no se puede arrancar!


¡Responde! Dice M, que tiene una mala leche legendaria y, como casi todas las mujeres que la tienen, también una enorme generosidad. Mi genio mitigado. El suyo tantas veces también. Pertenecenos a una estirpe de mujeres cuyo temperamento se hace notar aunque no quieran. Esa vehemencia que puede ser muy contraproducente y muy mal entendida. No me sienta nada bien que me salga, le respondo. No me quedo bien. Y es que la mala ostia no forma parte del carácter o no debería.

M. como cordón umbilical para entender el mundo. No cambiaron nuestras percepciones. No somos otras. Callamos y contemporizamos. Y no emprendemos ya luchas inútiles cuando el otro se atrinchera en una forma de pensar o entender la vida que no compartimos.

domingo, 26 de abril de 2015

A sete dias dos 50.

Xa está ahí. A sete días de cumplir os 50 estou ben, tranquila, nada depre, mesmo deixando tras de mi a década numero 4, a mellor sen dubida. Acho que a mellor época para as mulleres, liberadas xa dos complexos da xuventude, das inseguridades, dos problemas de autoestima inoculados durante anos ( pode que neste senso as cousas non estexan precisamente indo a mellor...A difícil vara de medir e xulgar as mulleres).

Ao borde dos 50 non son o que pretendía. Non traballo en algo relacionado coa linguaxe; non me sobra o diñeiro, sí que me sobran uns kilos....pero teño perto xente que me quere ben. E iso, xente, importa moito mais que metas absurdas. Cos anos unha aprende que hai ramas que teñen que ser cortadas, porque son duros lastres. Que a xente que a unha non a quere ben hai que mantela a distancia, da igual a proximidade, o sangue, o tipo de relación.... Que aquí non vimos a sufrir, que hai que ser feliz, un traballon, mas paga a pena.

Aprendin que todo pasa. O malo pasa. Que a dor ensina moito. A felicidade nada. Pero cando ven unha boa onda hai que surfeala. Que hai que aceitar que xente que se quere decide por fin a sua vida, procurando que non se convirta nunha historia épica (o suicidio segue a ser a primeira causa de morte, non se fala disto para non darnos ideas).

Veñan xa os 50. Procuro no google cincuentonas famosas. Mónica belluci, Jessica Lange, Andie Macdowell...Unhas diosas, sí.... Pero a miña nai con pouco mais que 50 chamou a atención do meu primeiro novio serio. Con quince. Olla qué pernas ten esa madurita!!!! Estiven zangada con él días.
Non sei se conseguirei manter tan alto o pabellón pero veñan xa os 50!!! Ata aquí chegamos e iso non e pouco.

domingo, 8 de marzo de 2015

INVOLUCION

Qué lles  pasou a algunhas nais da miña xeración e da seguinte que apostaron pola cor de rosa e o mundo das princesas disney para as súas fillas como se fosen Nancys? Sí, é certo. Eu non teño fillos.

Me consta que moitas desas nenas apostaron pola cursilería como resposta a nais que reaxían tamén contra da súa propia educación. "Nen perlés, nen laciños, nen ostias. A miña filla será unisex".

Aínda non sabemos que vai sair desa xeración de nenas cor de rosa, que gostan de levar variñas máxicas e soñan con príncipes que as desposen. Eu non son derrotista porque vin cambios brutais na adolescencia de tant@s!!! Temos motivos para a esperanza.

E qué lles pasa a ALGÚNS  homes da miña xeración e das seguintes que cando as súas mozas comezan a salientar polas súas capacidades profesionais, pola súa intelixencia,  se sinten ameazados, as atacan sen piedade e acaban por ser os seus peores críticos? Qué lles pasa que non son capaces de ver de igual a igual a muller coa que se relacionan? Por qué tantas veces é necesario que saquen o bastón de mando, a mala ostia, como se fosen as súas nais e eles uns nenos de 8 anos para que non se lles suban a chepa?

Por qué as mulleres conseguimos con  moita máis facilidade deixar atrás o noso marchamo educacional e evoluir fronte ALGÚNS  homes que non  hai maneira de que saian do seu cómodo lugar no eido doméstico? Por qué sigue pendente a revolución masculina?

Qué nos pasa a nós, as propias mulleres, cando tantas veces somos as peores enemigas dunha ou varias mulleres? Cando somos as primeiras machistas repugnantes?

Qué acontece con ALGÚNS  homes cando os divorcian ou separan que fan ese tránsito do particular ao xeral, se instalan nese odio a tódalas mulleres, e fan diso unha causa? Xa sabemos que a ruptura da sociedade conxugal supón un empobrecemento...para tod@s!!

Por qué NALGUNHAS familias se continúa a tratar dun xeito tan hipercrítico às fillas fronte aos fillos? Por qué se continúa a facer socialmente cando medran?

Por qué cando unha muller quere ter a súa propia voz, unha voz diferente do papel tradicional se lle poñen todo tipo de trabas? Por qué tanto se fala de respeto a diferenza e se exercita tan pouco?

Por qué a  homosexualidade que máis se visibiliza é a masculina?


Por qué aínda se pensa cun home pode facer co seu corpo e a súa sexualidade o que lle pareza e unha muller ten que escoitar de todo, mesmo DALGÚNS que se chaman liberados a sí mesmos?

Por qué as miñas amigas guapas cando só pretenden ser simpáticas con ALGÚNS compañeiros ou coñecidos son acusadas de buscar plan?

Por qué non é delito cunha muller cobre menos cun home na mesma categoría profesional e facendo o mesmo traballo, se ben mirado e discriminatorio e anti constitucional?

Por qué o desemprego se ceba máis coas mulleres?

Por qué se pensa automáticamente nunha muller para coidar nen@s, discapacitad@s, maiores, para labores domésticas?

Por qué cando unha muller vai ver un médico para queixarse dunha dor inespecífica tantas veces se pensa en depresion ou ansiedade sen facer máis probas? 

Por qué as mozas que xa teñen os mellores expedientes académicos non copan os postos de maior responsabilidade?

Por qué se penaliza laboralmente as mulleres con fillos?

Por qué ALGUNHAS mulleres novas te falan de situacións que mudaron pouco o nada 30 anos despois?

Por qué se nos educa na competición  en lugar de na solidariedade?

Por qué para ser feliz unha muller ten que aprender a non prestar ouvidos nen discutir evidencias?

Por qué ALGUNS maridos controlan os movimentos das contas bancarias das suas mulleres? Por qué llo permiten?

Por qué candó ALGUNS homes fan unha asneira ao volante e teñen unha muller perto a culpabilizan? E por qué se a muller conductora se engana lle gritan puta, zorra, etc, etc?

Por qué se tolera ainda e tanto o maltrato psicolóxico as mulleres?

Por qué se nos tortura coa delgadez, a boa apariencia, os signos da idade...?



POR QUÉ SE ESTÁ A INVOLUCIONAR E ESTAMOS A SER MÁIS MACHISTAS?



viernes, 20 de febrero de 2015

No os rindais.

A mi amiga Paquita la despidieron por guapa, por crack, no me cabe duda. Por  más vueltas que le doy es que no se me ocurre un motivo por el que la reducción de plantilla le tuviese que afectar precisamente a ella. Pero, ¿qué tienen en esa empresa? ¿Diamantes pulidos? Si la conocieseis sabríais que no me puede el cariño. A cualquiera con vista le interesaría contratar a una persona como ella.

 El problema de este país también es la miopía empresarial. Y la mediocridad.

A Paquita le cuesta conciliar el sueño alguna noche. La incertidumbre ante la posibilidad de que su situación se prolongue...Porque ya no es una niña y tiene familia. La entiendo. Me preocupa que ya no se levante por las mañanas con la misma energía que siempre, aunque sea directa consecuencia de la falta de sueño, o pueda serlo.

Intento transmitirle que no siempre los árboles nos dejan ver el bosque, que se ponga una fecha límite. Y te lo digo ahora, Paquita, cuando la ilusión parece esfumarse la determinación debe ocupar su lugar. No es una frase mía, sino de una película que vi hace poco, "Laurence anyways".

A mi amigo Jesús también lo despidieron. Por competente, por válido, por resolutivo. Por encantador. Otro que lo tiene todo para trabajar en su rama profesional. Hace unos días estaba nervioso ante la perspectiva de una entrevista de trabajo. "Vete todo lo tranquilo que puedas. El no ya lo tienes... Y no te arrugues porque contratarte a ti es un verdadero privilegio. Ganan ellos más que tú. Bueno....ya me entiendes, con humildad pero con entereza".

Cómo si hiciese falta decírselo! Él mismo reconocía nuestra pertenencia al club de los críticos más descarnados con nosotros mismos. Algún día aprenderemos a enterrar el látigo con el que nos atizamos, le dije.

A Paquita y a Jesús los despidieron también porque se podía. Porque cambiaron las leyes. También ocurre que se prescinde de trabajadores mejor pagados y con experiencia a cambio de gente que no la tiene y acepta un microsueldo. No alimento luchas generacionales que no me interesan para nada. Otra forma de trabajar es posible también.

Por supuesto que me quejo de mi trabajo, cuando el estrés me puede o la jornada se prolonga indefinidamente, porque me lo exige la propia tarea y no se puede decir que no a éso. Es trabajo.

Soy consciente, sin embargo, de que hay mucha gente válida, competente, con mucha experiencia y formación; con ganas y mucha guerra que dar, como Paquita y Jesús, que han sido injustamente expulsados del mercado laboral, y a los que su edad, sin pararse a contemplar nada más en su currículum que el día y el año de su nacimiento, les resta oportunidades todos los días. Hay muchas Paquitas y muchos Jesuses.
Mis amigos encontrarán un hueco, porque no se arredran, porque son energéticos y peleones, siempre lo fueron. Y no lo digo de gratis, lo pienso de verdad. Se lo digo hoy porque no se lo había dicho nunca, así, de forma tan explícita. No os rindáis

jueves, 19 de febrero de 2015

Ni micromachismo ni maltrato de baja intensidad.




“¡Que te calles, histérica de los cojones...! A ver, ¿qué te pasa hoy? ¿Ya estás cabreada, o deprimida? Si estás deprimida trátate. ¡Serás rara, mira que eres rara... que te calles he dicho. Me sacas de quicio! ¿Cómo? ¿Que no te dejo hablar? Por supuesto que te dejo hablar”.

Durante años asisti impávido al maltrato puro y duro de una compañera ejercido por un jefe déspota. Fue gradual. Empezó por interrumpirla a cada momento cuando hablaba; a desautorizarla; a utilizar ese sarcasmo despectivo que tanto odio ahora.

La fue aislando poco a poco, le encargaba trabajos sin importancia, ridiculizaba sus capacidades en público. La dejaba en evidencia delante de los clientes... A veces ella perdía la paciencia y le lanzaba algún exabrupto, discutían. Parecía una guerra, a veces. Si no se prestaba atención a los detalles, claro. Él era el jefe y ella la empleada. Volvía temblando a pedirle perdón y ahí comenzaban los gritos a convertirse en ensordecedores.

 Y el miedo fue creciendo y acabamos presenciando un acoso psicológico de libro. Contra lo que pueda parecer, mi jefe no era ni mejor ni peor que la mayoría de los hombres que uno puede encontrarse por la calle.

Yo no le seguía el juego, a pesar de sus constantes desautorizaciones, como hacían otros compañeros. Su víctima me inspiraba lástima y no sabía como ayudarla. Hoy lamento profundamente mi silencio.

Mi ahora amiga era el cubo de basura del departamento. Al principio era una mujer estupenda; un poco osada a veces, con mucha energía, simpática, con don de gentes; amable.

Con el paso del tiempo vi cómo se hacía cada día más pequeña. Se iba apagando. Ya sé que el maltrato no es siempre machista, pero éste lo era.

 “Aquí mando yo, yo, yooooo...” Golpes en la mesa, pateo enérgico. Gritos... “Estás aquí porque das conmigo, otro ya te habría despedido hace años”.

La vi temblar, respingar, hacer como si nada pasase con una sonrisa forzada y congelada, encerrarse en el baño para llorar. En silencio.

 Para entonces me hacía el despistado para seguirla. Era difícil cruzarse la mirada con ella. Se volvía diminuta, cabizbaja, no se la oía ni caminar. Podía mimetizarse en una mesa, una silla, un ordenador.

 El cubo de basura del departamento hacía los trabajos más desagradables y era la víctima también de todas las burlas. No sé como se las arregló para hacerse la sorda. Pero lo hacía. Y muy bien. Ocultaba su dolor como nadie.

Un día me lo preguntó directamente. “¿Tú crees que soy rara? ¿Que hago las cosas peor que vosotros, que soy una inútil, que lleva razón?” - Da igual lo que hagas, no puede tratarte así. Y no, no eres peor que nadie. Tú vales mucho, ¿me oyes? Mucho. ¿Y sabes qué? Lo que te hace es denunciable.

 Ninguno de los dos trabaja ya en esa empresa. Cada uno, a su manera, ha conseguido encontrar un hueco profesional. Quizá no hacemos exactamente el trabajo que queremos, pero estamos a gusto. La tranquilidad no tiene precio.

Aún somos amigos pero sé, aunque solo me lo dijese una vez y de la peor manera, borracha perdida, llorando sin control, que no me perdona del todo tantos años de mutismo. No nos lo perdona a ninguno.

No se puede asistir al maltrato y no decir nada. Nunca denunció la violencia sin marcas que sufrió. Nunca irá a terapia. Hubo una mujer antes y otra después del maltrato. Lo último que me dijo, ayer, hablando por teléfono: “Odio esa palabra nueva, el micromachismo. No hay micromachismo ni maltrato de alta o baja intensidad. Es machismo y es maltrato. Punto”. No pude contradecirla.