lunes, 16 de abril de 2012

Cuarentañeros para salir corriendo

Un amigo brasileño, antaño juerguista y despendolado pero no ahora ( dice él) se cruzó conmigo en una calle de Vigo y acabamos charlando de la vida y llegando a parecidas conclusiones.

Sarga y yo somos de la misma quinta. Cuarentañeros, esa tropa infame del baby boom. Me preguntó cómo me iba. A la sazón, si tenía trabajo, si tenía novio, si era feliz. Sí-No-Sí...¿Pero cómo no tienes novio? Pues porque es difícil entenderse con los de mi quinta, y más si vienen rebotados de relaciones anteriores...

Sarga piensa que las mujeres de su edad, las que de verdad le interesan, tienen un cacao mental interesante; lo que hace que se comience a interesar por las más jóvenes. "A una hasta le molestaba que jugara con su hijo"...Yo es que no las entiendo.

Se sorprendió cuando le contaba experiencias similares con los hombres. Y concluimos que lo que peor llevamos es la amargura que destila mucha gente de nuestra edad. A mí me sirvió de consuelo, "comenzaba a sentirme un poquito extraterrestre, Sarga".

Le dije que, de hecho, no comenzaba ni una sola relación con ilusión, porque sabía que más tarde o más temprano el susodicho acabaría poniéndole fin, o desapareciendo de mi mapa; de manera que ni llamaba, ni perseguía, ni pretendía ya nada con nadie; sabiendo como he ido aprendiendo a lo largo de estos últimos años, que no conviene encariñarse con los hombres que pasan fugazmente por la vida de una.

¿Y tú, no le das el pasaporte a nadie tú? Bueno, yo es que soy de hablar y explicar, y decir hasta aquí he llegado, me asfixias, no me apetece nada serio, o nada incluso. En fin, que no sé si causo dolor o daño pero desde luego soy de las que dan la cara. Antes me molestaba que la gente desapreciese sin dar explicaciones, ahora lo veo como parte del juego. Ni me molesto en preguntar. Como dice una amiga, ¿Para qué? Para tener que escuchar cosas que no te interesa, más vale vivir en la inopia, hasta siempre y se acabo lo que se daba muchacho.

Sarga me riñó.

-No debes perder la ilusión de encontrar a alguien que se quede en tu vida un tiempo.

-No pierdo la ilusión, pero prefiero emocionarme más bien poco, lo justo, que se emocionen ellos si quieren. Es que ya no me sale.

-Pues éso es que estás a la defensiva.

-Pues puede.

-Mira tía, líate con los jóvenes, tienen menos comeduras de tarro.

-Con los jóvenes o con los viejos. Incluso puedo pactar con la familia la compañía y los cuidados médico sanitarios y un pellizco de la herencia.

Sarga se reía. "Yo te entiendo, tía. Más de lo que piensas".

Los jóvenes para las que les interesen. A mí me descorazona las pocas ganas de vivir de mi generación y me parecen irrisorios la mayor parte de los problemas de los jovencitos, los que tienen diez años  menos que yo, algunos tan ultraprotegidos que es que no se han enfrentado a un problema real en su vida. A la edad de la mayoría de los que conozco había vivido yo bastante más.

Tendré que hacer como un amigo gay, que dice que el problema es la nacionalidad y que hay que liarse con nórdicos, entendiendo por nórdicos de los Pirineos hacia arriba. Recuerdo incluso una noche gamberra que estuvimos siguiendo a un par de gabachos de bar en bar.

A mí no me agobia en absoluto estar sola y Sarga dice que a él tampoco, que para estar con gente que no se encuentra a gusto en su piel, que mejor estar solo

Él está intentándolo ahora con las jóvenes. Yo intentar más bien poco. Como dice Anita, que se peleen por nosotras, para variar,  y mientras a vivir la vida apaciblemente y a pasárnoslo lo mejor que podamos.

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