A veces uno tiene la tentación de reducir a la gente en categorías, de clasificarla, olvidándose de que todos somos complejos y nos mueven pulsiones muy diferentes, incluso contradictorias. Nadie es de Marte o de Plutón; Blanco o Negro; Bueno o malo. No.
Como mi madre, como alguna de mis hermanas, yo clasifico cuando me cabreo, cuando me sale el genio y me digo, ya está bien de tanta comprensión y tolerancia. Me remango y me río un poco. Pero no es así, no.
Toda esta gente con la que comunico, y otra mucho más que no cito, tienen mucha facilidad para emocionarse. Somos gente sentida, y por tanto nos entendemos.
Es muy difícil explicar las cosas cuando se trata de sentimientos. Y recuerdo la frase de Rubert de Ventos en el programa, "Pienso luego existo", sobre la dificultad de escribir. "...La renuncia absoluta de la escritura cabrona para meter tus pensamientos por un tubo". Me atrapó completamente ese programa. Estaba muy bien hecho. Sobre todo por las cosas que decía;
"Si vas con tus principios arrasas el mundo y lo filtras (...) Todo es pretexto para tu realización. (...) Para cada cosa, cada libro cada persona tienes que ir encontrando el trato que te pide, que te requiere, que te necesita. Los valores homogeinizan a la gente. Yo prefiero una sociedad sin valores, más culta y con más cortesía".
Y me recordó a ciertas conversaciones que mantengo con una amiga que vive muy lejos. A esa tentación que a veces tenemos de ver al otro bajo nuestro prisma; de pedirle que se comporte, diga o haga lo que esperamos de él, de ella. Juzgando y suponiendo que nuestra manera de estar en el mundo es la que vale, la que tiene peso, la correcta.
Nos pasa con gente a la que apreciamos mucho pero que tiene una manera diferente de entenderse o de pensar, como de otra galaxia para nosotras.
"Es como una naranja hablando con un bistec", le dije.
Quizá no tengamos la misma longitud de onda o nos cueste comunicar, pero también y debido a eso nos abrimos mutuas ventanas unos a otros, supongo.
Le prometí que escribiría de ésto. Me cuesta. No lo consigo pero se lo debía.
Abrirnos la ventana, sí, no cerrarla. Que entre el aire. Gracias, vikinga, y salud.
ResponderEliminarDe nada D.
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